No es forma de disfrutar del impresionante paisaje mirando unicamente al suelo, mientras expulso los pulmones por la boca, amen del cebollón del soroche.
¡Urbanita hasta la muerte!
A punto de morir por primera vez...
segundos después estaba montada en un caballo camino del refugio.
Yo y mi llama que llaaaaaaaa..... en realidad era una yegua (estilo ponesco), pero me salvó la vida.
El refugio, con los sutiles metros sobre el nivel del mar apuntados con maderitas.
Al fondo el Huandoy.
Meriendacena tras llegar todos al refugio (estos 3 mendizales media hora después de mi, gracias a la yegua que me dió tanto).
Impresionante vista del Huascarán con una amplia sonrisa gracias a que seguía viva.
Los 4 yungaynos felices y contentos a 4.765 m.s.m.
Por la noche con los dos guías peruanos con los que estuvimos jugando al UNO (reminiscencias italianas).
Jon y el Huascarán.
La Laguna 69 a la vista, después de 4 horas caminando a 5.000 m.s.m. Morí por segunda vez, por lo menos la laguna es impresionante.
Felices con turquesa de fondo.
En medio de la nada.
En pleno descenso
2 comentarios:
Precioso, aunque seguro que las fotos dejan mucho que desear en comparación con la realidad.
Además tú lo disfrutarías mucho mejor que yo, que solo ví piedras en el camino, eres la hermana en forma, jajajjajajajaja.
Bechis!
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